lunes, 1 de enero de 2007

Justificación

Frank Zappa dijo una vez que hablar de música es como bailar de arquitectura. Además, no hay demasiado que hablar: la música nos aburre, nos divierte, nos indigna (sobre todo al ver a personas de nuestro entorno disfrutar con ella), nos integra en la tribu, y a veces facilita las relaciones interpersonales (barras de bar, vertederos de amor). Y en ocasiones, nos produce esa sensación (supongo que diferente en cada uno de nosotros, en mi caso es algo similar a los escalofríos) que nos anuncia que estamos ante una obra maestra.

Pero, a pesar de todo, hay que hablar. Una posible razón: revisitar obras maestras. Muchas veces no oímos la música que más nos gusta porque creemos que el momento que estamos viviendo no está a la altura de las sensaciones que obtendremos. Hablar de obras maestras nos obliga a revisitarlas, y a intentar compartir con los demás la alegría de haberlas escuchado de nuevo. Otra razón: denunciar a los estafadores y engañabobos, tan abundantes en la crítica musical. Y aún otra: escribir de música para la gente, en vez celebrar ceremonias de autoafirmación.

Y también porque quería probar el Google beta, o como se llame ahora...